Para que exista una marca, tiene que haber una idea con propósito.
Un punto de vista y una posición frente al mundo.
Un modo de ser, hacer y decir, coherentemente, todos los días.
Una razón que tenga sentido para un grupo determinado de personas.

Por eso, una marca es mucho más que un logotipo.
Si detrás de una marca no hay una idea con un un firme propósito,
entonces sólo hay un producto con un nombre y un logo.

No hay marca. No hay Singularidad.
No hay ninguna razón para que sea relevante, valorada y elegida entre las demás.

Puesto en palabras de Fernando Vega Olmos:
«conozco millones de imágenes de mujeres sonriendo, pero sólo hay una Gioconda.»